«La primavera se anuncia en los brotes nuevos de los cerezos, y al llegar a Torres, nos recibe en sus colores: el verde rabioso de la hierba, el amarillo de las flores, el blanco de los retazos de nieve que quedan aún en las montañas…
Y el agua de las últimas nevadas corre ahora y se derrama en la cascada del Zurreón, salta en las gradas del manantial de Fuenmayor, rebosa en la alberca, espejo cristalino de un cielo hoy más azul. El paisaje se abre espléndido ante nosotros: la mole de Aznaitín y el pueblo colgado de su falda, trepando en la ladera; la campiña y los amplios horizontes de Jaén, con los cortijos blancos salpicando el verdegris del olivar.
Para finalizar la ruta, algunos nos acercamos al columpio gigante instalado en la zona alta de Torres, y la alegría que contagia la magia del lugar, con las cumbres nevadas frente a frente y el caserío del pueblo a nuestros pies, nos vuelve un poco niños, nos pone alas… y jugamos a volar mientras resuena en el alma la canción de las montañas. Y es que, en estos días, preludio de la primavera, como dice el poeta: “lo blanco está sobre lo verde, y canta”.
Texto: Carmen Cano