Estimados socios, les dejamos una vez más con las fotografías y la preciosa crónica que nos envía nuestra socia Carmen Cano de la visita que tuvimos ayer sábado 30 de noviembre a Baños de la Encina..
¡Estamos seguros que les encantará leerla!
«Al acercarnos a Baños de la Encina nos sorprende la silueta del pueblo, con el imponente castillo situado en un extremo, como un barco varado en medio del olivar que se vuelve para mirar al pueblo, con sus murallas de tapial y sus torres cuadradas. Entre las casas, asoman los tejados y la torre octogonal de la iglesia de San Mateo; más arriba destaca la ermita del Cristo del Llano, con su enorme espadaña donde anidan las cigüeñas… y, en lo alto de la colina sobre la que se asienta la población, un molino nos habla de que aquí, en estas tierras que fueron de frontera, se cruzan los caminos, las culturas y los vientos.
Nuestra guía nos acompaña por el pueblo: casonas de piedra con escudos, calles engalanadas y gentes que nos reciben con una sonrisa y nos dan a probar productos locales (quesos, tortas, embutidos…). Visitamos el castillo, identificado como la fortaleza de Burgalimar que aparece en las crónicas como uno de los lugares que entregó a Fernando III el emir de Baeza, al.Bayyasí. Entramos en la iglesia parroquial, construida a finales del s. XV, un magnífico espacio que invita al recogimiento y la oración. Terminamos la ruta en la ermita y nos sorprende el camarín, que ofrece una espectacular visión barroca: la ilusión espacial se multiplica en los espejos y en la abigarrada decoración de estucos, con figuras alegóricas, imágenes de santos y ángeles, pájaros y plantas, que parecen querer llevarnos, trepando más allá de la cúpula, hacia el mismo cielo.»
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